viernes, 19 de julio de 2013

MEDIA DOCENA DE NORMAS QUE AHORA MISMO SE ME OCURREN, de Roger Wolfe

(1) Nunca pidas consejo sobre lo que escribes. Nunca des consejos sobre lo que escriben los demás. Que cada palo aguante su vela; el verdadero escritor sabe lo que tienen que hacer; el que no lo sabe, que se dedique a poner ladrillos.
(2) No hables con nadie sobre lo que estás escribiendo. Esto es a veces dificil, pero con la práctica se consigue. Los objetivos son básicamente dos: evitar el plagio consciente o inconsciente de tus ideas y evitar que se te vaya la fuerza de lo que escribes por la boca. El escritor, la propia palabra lo indica, es alguien que escribe. No tiene por qué querer ni saber hablar.

(3) Evita la sobreexposición a toda costa. Un poco de publicidad es bueno; demasiada, un coñazo. El exceso de cobertura informativa -reseñas, entrevistas, declaraciones, fotos (mucho cuidado con las fotos)- se convierte rápidamente en algo odioso. En el primer caso, las reseñas, no se puede hacer gran cosa. En cuanto a las entrevistas, hay que saber escoger, siempre que se pueda. Una mala entrevista puede hacer más daño que diez años de trabajo fallido.

(4) Jamás acudas a la televisión. En cualquier caso, jamás lo hagas a menos que estés absolutamente seguro de poder dominar el medio. Esta facultad es extremadamente rara. Recuerda que la cámara, como la fotografía, siempre miente. Y que intentarán por todos los medios hacerte decir gilipolleces que luego quedarán filmadas para el resto de la eternidad.

(5) En las entrevistas, utiliza la insidia de los periodistas a tu favor. Es decir: desvía su atención jugando con su propia psicología. No digas nada que requiera un mínimo análisis para ser entendido. Habla despacio, usa frases cortas, y si quieres conseguir un determinado titular, suéltalo por el extremo de la boca, como quien no quiere la cosa. Recuerda que el periodismo es deductivo, nunca inductivo. Esto quiere decir que un periodista jamás escucha lo que tú estás diciendo; saca conclusiones basadas en juicios previos y luego juega a encajarlas con cada palabra que dices.

(6) En cuanto a los críticos, pueden ocurrir tres cosas: a) No hablan de ti. Chungo. Eso hay que arreglarlo, y rápido. b) Hablan de ti, y bien. Pasando. c) Hablan de ti, y mal. Es la mejor de las tres posibilidades. Significa que te consideran lo bastante peligroso como para perder el tiempo intentando echarte abajo, y que tu obra va perdurar. Reclínate y sigue con tu trabajo. Su cadaver no tardará en pasar ante tu puerta.

Extraído de Todos los monos del mundo